martes, 15 de marzo de 2011

LAS AUTONOMÍAS AL BORDE DEL COLAPSO

Se ha perdido el control del gasto público? ¿Las Comunidades Autónomas todavía no han llegado aún a su límite? ¿Qué papel tiene el Estado Central, y cuáles son sus responsabilidades, en materia de crisis económica? ¿Hasta cuando esta situación insostenible?...

El endeudamiento autonómico se ha acentuado en los últimos años como consecuencia de la crisis económica. Uno de los factores mas importantes que ha incrementado esta situación es la del sector de la construcción, considerado durante muchos años el motor del País.
Ésta crisis económica que, entre muchas otras consecuencias, ha originado un incremento de los gastos (tanto de la deuda pública como de la propia economía doméstica) y una caída de la recaudación (a más gasto público, menos ahorro estatal; y a más gasto privado, menor ahorro familiar). En consecuencia, la crisis económica que acarreamos hoy en día demuestra un colapso total del sistema económico y político.

La deuda de las Comunidades Autónomas aumentó la tasa a un 26,5% en el segundo trimestre del año 2010. En comparación con el mismo periodo del año anterior, llegó a registrar 104.083 millones de euros (el 9,8% del PIB), siendo la cifra más alta de toda la historia económica de la España actual, según datos del Banco de España.

La Comunidad Autónoma con mayor volumen de deuda en el primer trimestre de 2010 fue Cataluña, con un total de 28.769 millones de euros, cantidad que representa el 27,6% del total de la deuda acumulada en el conjunto de las comunidades.
Como podemos observar en la siguiente tabla, la deuda de las administraciones públicas no se trata de un problema originado hace poco tiempo, sino que viene de lejos como consecuencia de una pésima gestión económica y política tanto por el Estado como por los entes autonómicos.
El déficit, entendido como la escasez de cualquier tipo de bien: dinero, alimentos, servicios básicos,… marcha a la par de la deuda de las administraciones públicas. El registro de Economía Asesores Fiscales, en su informe Panorama de la Fiscalidad, muestra que los municipios solo ingresan el 60% de sus gastos anuales.
El gasto público está también íntimamente relacionado con el envejecimiento de la población. Las tasas de envejecimiento aumentan, dadas las condiciones favorables que presuponen nuestra interacción en el Estado de Bienestar. Las pensiones, la Seguridad Social, las ayudas por desempleo,… son factores consecuencia de nuestros propios modos de vida y, por tanto, límites y barreras de nuestro desarrollo. Un coste que, sin duda, solo puede asumir el empresario, la empresa privada. Un gasto potente que se traduce en la falta de competitividad interempresarial.

Del total de la deuda de las corporaciones locales, la mayor parte de ésta corresponde a los ayuntamientos (29.253 millones), con un incremento del 11,4%. Y de esta cifra, 14.779 millones pertenecen a capitales de provincia.
La deuda de los ayuntamientos de más de 500.000 habitantes (Barcelona, Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia y Zaragoza) alcanzó los 10.792 millones de euros, lo que supuso un incremento del 6,1%.)
En conclusión, nuestra delicada situación económica muestra la urgencia de un cambio radical tanto en la política económica como en la forma de pensar… La austeridad autonómica.
Esta austeridad provocará la implantación de nuevos ideales en las Administraciones Publicas y en el sector de la construcción.

FUENTES:
Colegio Oficial de Economistas de Valencia.
Juan Velarde, catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid y Premio Rey Jaime I de Economía en 1996.
Europa press
ENLACE DE INTERES
http://rubenzamoraysushistorias.blogspot.com/2010/10/el-estado-de-bienestar.html


2 comentarios:

Rubén dijo...

La empresa pública ha fracasao, bien por la mala gestión del Gobierno Central, bien por el "sindicalismo oportunista", bien por el parasitismo laboral. Lo que está claro es que si queremos ser un país democrático, social y capitalista; la privatización no es la solución.

Luis dijo...

La empresa pública debe ser deficitaría, ya que al tener como objetivo el bien de la sociedad, no puede tener ánimo de lucro, es decir, debe volcarse en su servicio, conformándose nada más con el beneficio de la consideración moral y ética de la sociedad, incluso con el agradecimiento de ésta a lo sumo. Objetivos, estos, lejanos de la empresa privada, para los cuales, obviamente, son otros.

Si la sociedad no vive y es educada en unos valores humanos que fortalezcan en espiritu de servicio de la empresa pública, ésta degenerará en la corrupción, tal y como podemos apreciar, sea cual sea la tendencia ideologica del político. La privatización no es la solución, pero es lo más parecido a obtener un beneficio, al menos económico, ya que la empresa pública no puede ni crear ese.

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